viernes, 27 de noviembre de 2009

Santiago Marino:”Debemos apropiarnos de la cultura y no ser sólo consumidores”


Entrevista a Santiago Marino

”Debemos apropiarnos de la cultura y no ser sólo consumidores”
Por Mariana Lacourrege

Santiago Marino se recibió de Magíster en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Buenos Aires y actualmente coordina la maestría en Industrias Culturales en la Universidad Nacional de Quilmes. En su trayectoria laboral Marino trabajó en la secretaría de Cultura y Deportes del Gobierno Municipal de Tres Lomas, lugar de origen del docente, ubicado en la provincia de Buenos Aires. Además, es autor junto a Guillermo Mastrini del libro “Fronteras Globales” publicado en 2007, y también columnista del programa “Política y Medios” transmitido por FM La Tribu.

¿Qué opina sobre los centros culturales que tienen su espacio físico en casas o fábricas tomadas como por ejemplo, “La Gomera” en Barracas?

Los centros culturales establecidos en espacios tomados aparecieron ligados a lo barrial y a lo local, es decir, como construcción identitaria. Sin embargo, esta es una idea antigua, aunque se vio fortalecida después de 2001 por la construcción política de algunos sectores que llevaron adelante un vínculo territorial en la zona en la que trabajaban. Por ejemplo, creando un espacio y ocupando otros que eran propiedades privadas abandonadas.
Por otro lado, es muy difícil desligar la toma o recuperación de espacios de la cuestión política, ya que en general, todos los movimientos políticos por ejemplo, el de las fábricas recuperadas, acompañan el proyecto de organización en cooperativas con la creación de un centro cultural. La idea de politizar la cultura como dijo el fallecido ensayista, Nicolás Casullo, es la pieza clave de estos nuevos grupos.

¿Cree que estos nuevos movimientos fueron producto de la crisis de 2001 para hacer frente a los despidos de ese momento?

Sí, me parece que son una emergente del conflicto que estalla en 2001 aunque la crisis financiera empezó en el 1998. Ahora bien, desde la construcción política, económica y cultural el surgimiento de estos grupos es un emergente muy novedoso. Creo que el hito principal en esta cuestión lo marca Zanon, la empresa recuperada en Neuquén. Es interesante pensar a la autogestión desde el punto de vista cultural y no pensarlo solamente como una iniciativa para recuperar el trabajo o mejorar las condiciones laborales.

¿Qué opina sobre la visión moralista que tiene la sociedad sobre los grupos de individuos que toman un espacio?

En general hay un espacio tomado donde hay una necesidad antes que la comisión de un delito. Asimismo, el no uso de una propiedad privada habla mucho más del sistema que del territorio específicamente. Hay muchos lugares que no son usados para nada pero tienen un dueño antes que una utilidad social y eso es un elemento interesante para reflexionar. Me parece que es un error pensar en términos morales la toma de los espacios. Al mismo tiempo, esta situación también demuestra la falencia que tienen los gobiernos en la ciudad de Buenos Aires históricamente, y sobre todo el de Mauricio Macri, de repensar la cultura desde una proyección amplia y diversa.

¿Qué herramientas debería incorporar el Estado para trabajar en conjunto con los centros culturas alternativos?

En primer lugar, no reprimiendo como hizo Macri hace algunas semanas a los integrantes de la Asociación Mutual Sentimiento en Plaza de Mayo. Segundo, creo que el Estado debería generar una instancia de dialogo para saber cuáles son las necesidades, los objetivos y desde de qué lugar pueden ayudar a esos centros. Además, desde la gestión de Hernán Lombardi en adelante todo lo que no puede ser encuadrado en el marco del gobierno de la Ciudad, esta fuera de lo que es la cultura y ahí hay un problema. Creo que el Estado debe reconocer a los integrantes de estos grupos como un posible y no como un enemigo.

¿Piensa que el concepto de cultura se modificó?

Depende para quién. Para lo que puede considerarse “la clase media”, no. Porque tanto los gobiernos de la Ciudad de Buenos Aires como los nacionales piensan al ciudadano como consumidor de cultura: grandes recitales, cine al aire libre pero no como productores. Sin embargo, si se ha modificado para los nuevos movimientos políticos-culturales que se reapropian del espacio publico y llevan adelante un plan cultural que va más allá de la cuestión económica. Lo destacable del surgimiento de estos nuevos actores sociales es que buscan una forma distinta de contar la historia pero lamentablemente el mercado no concibe a la cultura de esa forma. Por eso, debemos apropiarnos de la cultura y dejar de ser sólo consumidores.

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