miércoles, 25 de noviembre de 2009

MOVIMIENTO AFRODESCENDIENTE BONGA

Cultura Afro en Buenos Aires: Comunidad y resistencia

Tambores de distintos tamaños, artesanías con hilos y recortes de revistas sobre la comunidad africana, decoran las grandes paredes del Centro Cultural Plaza Defensa (CCPF), donde actualmente dicta sus actividades el Movimiento Afro Cultural, junto a los trabajadores antiguos del lugar.

El grupo de orígen angoleño formó en 1987 un espacio para talleres de candombe, capoeira, danza afro y percusión; para charlas- debate con el fin de la contención y recuperación social; y donde también se desarrollan emprendimientos de luthería y de serigrafía. Todas las actividades son libres y gratuitas bajo la idiosincrasia principal del mundo afro: la comunidad.

Comunidad necesaria para la conexión durante el repique de tambores al ritmo del candombe, para las danzas, para comunicarse durante las distintas etapas de la vida. En todas las actividades la sensación que reflejan los que participan es la misma, felicidad, distensión, que resultan difíciles de comprender en un movimiento que, según su director Diego Bonga, "es una reivindicación a la lucha por el reconocimiento y a la no discriminación de la comunidad afrodescendiente en la Argentina que vivimos desde la llegada de nuestros ancestros. El tambor y el berimbau son símbolos de rebeldía, resistencia y lucha por la libertad.”

Diego Bonga, se mueve en el centro como si fuera el jefe de una tribu, respetado y admirado por los concurrentes que esperan de a uno para saludarlo. El director dice que los valores de su cultura siempre fueron silenciados en el país, incluso desde el sistema educativo: “Se muestra a los negros sólo como vendedores de velas o empanadas en mayo de 1810, aunque hayan puesto el cuerpo como esclavos y los hayan mandado al frente en las guerras de la Independencia. Además, los chicos aprenden bajo las reglas de Sarmiento, un racista y genocida”, afirma.

La lucha, no se limita a ser reconocidos en la historia y tiene rasgos comunes con la pelea actual del movimiento para que se les de un lugar.

La legislatura porteña declaró en marzo del 2008 al movimiento Bonga de “Interés Cultural para la Ciudad de Buenos Aires”, siete meses más tarde llegaba la orden de desalojo de la fábrica ocupada donde lo llevaban a cabo. El grupo le hizo juicio al Gobierno de la Ciudad por “la discriminación, racismo y opresión que sufre la cultura negra”, y consiguieron que el Ministro de Cultura, Hernán Lombardi, les entregara un espacio en donde funciona el CCPD, dependiente del ministerio que conduce el funcionario porteño. Ahora los integrantes del movimiento tienen un espacio para difundir su cultura, y dos días para dejar sus hogares.

Por otra parte, los que trabajan en el centro desde hace diez años, no están de acuerdo con la medida y defienden un espacio público que no se debe dar a ninguna organización. Si bien aceptan al grupo afro, les conceden pocas horas que no alcanzan para todos sus talleres y piden que el gobierno les de a los nuevos otro lugar. Ambas partes se encuentran a la espera de una nueva asamblea que les de respuestas. “Ojalá dejen de pensar en el lugar sólo como un negocio inmobiliario. Confiamos que salga todo bien, sino, seguiremos resistiendo mediante nuestra espiritualidad y la ayuda de nuestros ancestros, ya estamos acostumbrados”, asegura Diego Bonga.
Sofía Tarruella


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